10.12.07

Las piedras que ruedan


Yo Miguel y tú Títeres; ellos son el Bruños, el Güilo y el Alto Guataje; siempre wacha bien, las manos en el volante y los ojos en la carretera, aunque este camino sea interminable, oscuro y solitario; está de la chingada, pero, bueno, también de pocamadre, qué relajazo hemos echado, y aquí andamos desde hace cuándo, desde siempre, rolando sin parar, desde que vendíamos al Bruñido a unos viejos puñales que se lo cogían hasta por las orejas y lo ponían hasta atrás de pastas. Puros seconales que lo dejaban como zombi. De ahí viene su época de Gran Ataco. Después llegábamos a una tortería y pedíamos cien tortugas. Cuando ya nos las habían hecho, y nosotros nos habíamos recetado unas veinte chelas por lo menos, había que pagar y decíamos oye, como que con cien tortas no nos va a alcanzar, que nos hagan otras fifty, y en lo que están haciéndolas agarrábamos las bolsa con las tortuguesas ya listas y corríamos al coche, donde el Gran Guataclan ya había prendido el motor. También saqueamos las vinatas para tener alcohol y chelas a pasto y el cabrón de Güilo, muy calladito, sin falta se cagaba en el mostrador. Esa era su firma: cagarse donde fuera, siempre tenía un cerrote disponible para cualquier ocasión. Pinche atascado. Lo veías muy serio, pero cuidado por que te sellaba la casa. El Alto Guataje, a su vez tenía ala pésima costumbre de agandallarse; veía a una chava buenota en la calle, la subía la coche a base de empujones, le daba dos tres guamasos hasta dejarla como idiota, se la llevaba al hotel mas jodidérrimo que podía encontrar, se la cogía cinco veces sin sacar (bueno, a veces, para cambiar de posición); después se largaba y dejaba a la nena volando en la estratosfera, sin poder creer ese deleite torrencial, demencial, hubiera sido de a de veras. Era famosa la verga del Alto Guataje, porque se la enseñaba a cualquiera, después empezó a cobrar por dejar que se la chaquetearan o se la mamaran. En esos se le adelantó siglos a el de Boggie nights. Era un cabrón el Alto Guataje. El Bru, en cambio parecía que caminaba en las nubes, siempre muy suavecito por que estaba hasta la madre, primero por el alcohol y las pastas, que iban de anfeta a barbies, de elevadores a sepultadores, pasando por toda la gama de calmantes montes, después fueron los psicodélicos. Por mi parte, Yo miguel me las cogí a todas. No distinguía. Si tiene hoyo como sea follo. Ora si como el Milamores: virgencitas que riegan las rosas, casadas, solteras, viudas, divorciadas, chavitas, vetarras, chaparras, altas, flacas, gordas, apretadas, guangas, buenísimas, abusadísimas, pendejas, de todo. Les hablaba suavecito, las envolvía con las palabras y le salía una ternura que nunca hubiera imaginado o la cabrones y vale madres si hacia falta. El cogedero era en el coche, casi siempre, por que no había varo suficiente para un hotel, pero también en plena calle, o en los baños de los restaurantes, bares y salones de baile, o en el campo, o en la casa de mis jefes, muy calladitos, para que no se dieran cuenta. Ay guey, que metederos de verga; me cae que cogía mas que le Alto Guataje a pesar de que él era de la Gran Verdolaga. Después ya se sabe, chocamos, salimos con vida, quien sabe como, el Bruño iba manejando pero hasta atrás como de costumbre y mocos!!!, derrapamos en la curva, de milagro no nos fuimos al precipicio por que quien sabe como el Bruños dio un volantazo o freno o sepa, pero el carro latigueo y, chíngale, se unto en la pared del monte del lado contrario. Puta madre, el Güilo se hincó a rezar namás salio de la nave, chillando, y todos estábamos blancos del susto. No nos paso nada de pura caca. Pero después éramos expertos en accidentes, choques, volcaduras, madrazos contra lo que fuera, no tanto como los de Crash pero ya hasta nos reíamos, que buen chingadazo, ¿no?, mira nomás el sangrerío que me traigo. Bueno, con el tiempo, y como todos, enriquecimos y nos enriquecimos, y dijimos ¿No tengo el dinero suficiente?, ¿no tengo la pinga larga y gorda y se me para hasta rezando el rosario? Perdimos primero al Bruño y luego al Güilo, que decía ser el Ruedasolo, pero llego el tocamadera, que agarro la onda superbien como si toda la vida la hubiera rolaqueado con nosotros; en tonto nos casamos, tuvimos hijos y todo lo demás: casa de veinticuatro habitaciones en Jardines de la Verga; dos, tres, cuatro, cinco, quince coches, de limo a deportivo, sesenta tarjetas de crédito, teléfono celulares, note books, catorce teles con pantallas de dos metros, home theater, mp3, dvd, 4Dv, internet, microondas y todo lo demás que menciona Renton al final de Trainspotting. Seguimos saliendo de rol los cinco juntos y el debraye era bueno, pero ya no era igual, y con el tiempo, la cuarentena, los años tostachones, el club de los sesenta, nosotros, para entonces la Banda del Betabel, salíamos cada vez menos, pero hasta el ultimo momento me cae que la hicimos, verdad, o al menos la pasamos chido, por que vivimos a fondo nuestro sueño, nuestra carretera perdida en medio de la noche.

Agustín, José. Cuentos Completos (1968-2002). México: 2002. Editorial Planeta.

29.11.07

El rey criollo


El rey criollo

Antes de empezar la película era un auténtico relajo, un vil desmadre como se dice vulgarmente. Las pandillas gritaban: ¡Aquí la Guerrero! ¡Aquí la Roma!¡ChinguenasuputamadrelosputosojetesdelaNarvarte! No sé a qué se debe que seamos tan odiados. ¡LosnacosdelaGuerreronosvienenapelarlaverga! O los gritos entre los gritos: ¡Todaslasviejasdeallaabajosonunaboladeputasculeras! ¡Yallegósupadrehijosdelachingada! Y luego un cuate con voz de trueno gritando: ¡Chingueasumadreelquenoladre! Y todo el pinchecine ladra y ladra, creo que hasta las viejas, menos yo porque no le hago caso a cualquierpendejo. Y yo por acá y por allá, allende y acullá, saludando a cuates de la prepa: al Malhecho, al Chiras, a Germán el pianista del conjunto de la prepa llamado Los Boppers, al Greña Brava, al Mechas de Indio, al Solícito, en fin a todos los seguidores de Elvis y el rock. Y entra y entra cuates y cuates en bola, silbando, risa y risa. Y que entran unas viejas con chamarras de cuero con suásticas pintadas, pony tails n’ bobby socks, muy rocanroleras, con libros y cuadernos. Y una boladecabrones las rodeó. Las viejas del miedo no saben qué hacer. Los cuates: ¡Órale, órale! Yo me preguntaba: órale qué. Las viejas bien espantadas, fruncidas a morir. ¡Déjenos ir! Uno que otro las manoseaba discretamente. Las viejas: ¿Qué quieren? Unos cuates: ¡Déjenlas! Y uno: ¡Que bailen! ¡Sí, que bailen!, respondió la bola. ¡Que bailen! Y la que parecía la líder: Okey, si bailamos, ¿nos dejan? Y un cuate empezó a cantar: Bibopalula es mi beibi / Bibopalula nadie sabe cómo te quiero yo, te quiero yo, te quiero yo / Bibopalula no me dejes así, me dejes así, me dejes así. Y las pinchesviejas baila y baila como locas, sacudiéndose todas. Los cuates palmotea y palmotea, chasqueando los dedos. La jefa era la que hacía pasos a la Elvis por aquí y por allá, temblando una pierna. Las otras: ¿ya? ¿ya? Y loscabrones: otra y ya. Y luego el cantante antipresley: ese pollito yo vi cómo se me sonrió… Y de la multitud de rebeldes surgieron unos héroes. Ya estuvo bueno, déjenlas. Y las dejaron ir. Salieron como cohetes. Felices de que nada más las hubieran hecho bailar y no les hubieran hecho otra cosa. Se apagaron las luces y todo el cine se calló. Un silencio largo, largo. Y cuando empezaron los noticieros todo el mundo mentandolelamadre al cácaro, silbando. El Noticiero Continental parecía no tener sonido, todo mundo rayándolesuputamadrealcabrón que hablaba.
Luego unas voces cantando: Me voy pa’l pueblo/ hoy es mi día /chingueasumadrelapolicía. Y claro, todo el mundo se puso a cantar. Yo estaba botado de la risa, canta y canta: Me voy pa’l pueblo/ hoy es mi día /chingueasumadrelapolicía. Y luego una voz por un micrófono dijo que si seguía el desmadre la función sería interrumpida. Todos lementaronlamadre al dueño de la voz. Y empezó King Creole.

El bajo, las voces de Los Jordanaires. La voz del Rey: There’s a man in New Orleans who plays the rock n’ roll…

Abajo las viejas gritando, arriba también los cuates. Todos palmoteando, chasqueando los dedos al compás de “King Creole”. Y cuando apareció Elvis algunos gritándole.

Todos fumaban como locos. Elvis, recargado en un barandal de la terraza de una casa vieja colonial de New Orleans cantaba “Crawfish”, los cuates chasqueaban los dedos. Yo fuma y fuma. Mis cuates palmoteando cuando Elvis cantaba “Trouble” en el cabaret de los años veinte, el Golden Goose, padre, digo, chingonchingonísimo. Elvis bailando depocamadre, de seguro abajo, las nenas locas, muertas, delirando, extasiadas. Algunas viejas gritaban como si las estuvieran desflorando o algo por el estilo. Pero en realidad abajo casi estaba en silencio. Entre una escena romántica entre Elvis y la heroína, unos gritaron: ¡Yacógetelabuey! ¡Esaviejaesputa! ¡Yanoesquinto! ¡Yanoseteparaniconglobos! Los cigarros volando y brillando por aquí y por allá como luciérnagas. Elvis cantaba “Don’t ask me why”. Rock lento: I’ll go on living you / Don´t ask me why / Don’t know what else to do / Don’t ask me why / Hoy wad my heart would be / if you should go… Y yo pensando en Lulú: junto a mí en el cine. Y cuando Elvis cantaba “Lover Doll”: …You’re the cutest lover doll… I’m crazy for you… Let me rock you in my arms… I’ll take you home… Let me be your lover boy, let me be your lover boy… Yo y Lulú en una fiesta bailando, yo y Lulú en la sala de su casa, yo y Lulú caminando por una calle al atardecer, yo con mi guitarra de dos cuerdas rocanroleando. Young dreams, my Herat is fill with young dreams… In my eyes, oh can you see in my eyes that you are the only one / who make my young dreams come true… /Take my hand… Oh darlin’ take my hand… And let me make you part of all my young dreams… sentados en la alfombra, oyendo el disco en la sala de la casa de Lulú.

Bienchingona la película, cuando por lo que sea el cine estaba en silencio, unas viejas entraron, empezaron a buscar asientos. Y del silencio surgió un grito: ¡Carne! ¡Carne! ¡Caaarrneeee! Y una bola se abalanzó contra ellas. Y ellas empezaron a gritar y los cuates se las cachondeaban por todos lados…

Ellas lloraban. Una de ellas gritó:
-¡Hija! ¡Hija! ¡Dios mío!

Algunos cuates las defendieron, se armaronlosmadrazos y ellas pudieron huir, medio desvestidas, luego pareció que ya todo se había calmado, pero empezaron a arrancar los asientos de las butacas y a aventarlos, todo mundo corriendo como loco por todas partes, como si se estuviera incendiando el cine.
La función se interrumpió y encendieron las luces. Y siguió el desmadre hasta que llegaron los granaderos y nos sacaron a todos del cine. Las chamacas espantadas de verles la cara como nalgasdegorila a los granaderos. Nada pasó, los granaderos no le hicieron nada a nadie.

García Saldaña, Parménides. El rey criollo. México: 1970. Editorial Diógenes.

13.2.07

¡Amálame el noema!

Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo cómo poco a poco las arnillas se espejunaban, se iban apeltronando, reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas fílulas de cariaconcia. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se tordulaba los hurgalios, consintiendo en que él aproximara suavemente sus orfelunios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón, la esterfurosa convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapluvia del orgumio, los esproemios del merpaso en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé! Volposados en la cresta del murelio, se sentían balpamar, perlinos y márulos. Temblaba el troc, se vencían las marioplumas, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias.
Julio Cortazár (Rayuela: Capítulo 68)

12.10.06

Charles & Ray



También este clásico está de cumpleaños. Micro-macro, macro-micro celebración. Hail the Eames!

5.10.06

Revelación



"In a moment of clarity, you finally understand why boxers, who want so badly to hurt each other, can rest their heads on the shoulders of their opponents, can lean against one another like tired lovers, so thankful for a moment of peace."

28.9.06

How the water feels to the fishes



A una semana de mi cumpleaños, encuentro este video de How the water feels to the fishes de Dave Eggers, cuyo texto dice: "the air is like being wanted; the air is like getting older."
Y me empeño en concluir: Therefore getting older must feel like being wanted; it must feel like the air. Y sonrio una gran sonrisa de pez.

22.9.06

"He aqui a un hombre"

En La inmortalidad de Kundera cuando Napoleon conoce a Goethe, acuña una petit phrase que asegurará parte de la inmortalidad (y por ende de la muerte) de ambos personajes: "He aquí a un hombre". Esa misma petit phrase resonó en mi cabeza desde el primer momento en que escuché a Pedro Angel Palou.