Nuevos ricos y famosos

Viví la madre de todos clichés. Justo cuando intentaba agandallármele por la acera que está frente a la tienda del ISSTE, ahí en la calle Juárez, un taxista se me cerró gandallamente, el muy hijoeputa. Y conste que no tengo nada contra ellos, los taxistas- por lo pronto los taxibuses y sus conductores acaparan todos mis sentimientos de ira y venganza; pero éste me cerró el paso primero, para después emparejarse y preguntarme: dónde compró sus dados? (los de peluchín de mi retrovisor) Me desarmó. Lista para injuriarle con alguna imágen demasiado complicada para ser ofensa, no pude sino sonrrojarme por fresa y decir: Me los mandó mi hermana de Barcelona. Chale. Esto da al traste con varias de mis teorías y confirma otras... ya elaboraré .
Pero con el tiempo que tengo últimamente, prefiero compartir mi infatuación con otro tipo de colectivos, no precisamente de transporte... que en mis andanzas por el ciberespacio, tratando de esquivar cualquier cosa que tenga que ver con Twin Peaks - ¡joder! que una vez que das ahí, tiende uno a gravitar- y muy en la estética de, oh sorpresa, mis famosos dados, encontre a los Nuevos ricos. Y es que tengo una nueva-mejor obsesión (yet another!) con esta musiquiña pseudo-trash-garagera y me siento quasiteen, caray. Aparte de los Nuevos ricos, están los de Happy fi y los de Cremosonic, que me traen alucinada escuchando todo tipo de basura y realmente obsesionada con encontrar mi nuevo pseudo-neimo, que como Elis Paprika y Laura Palmer saben , son el primer paso hacia la fama.